Formación original:
Carlos Cárcamo - flauta, violín, teclados, guitarra, percusión y voces Michael Vortreflich - guitarra Antonio García Oteyza - bajo Juan Bona - batería, percusión y voz |
Segunda formación:
Carlos Cárcamo - flauta, violín, teclados y mandolina Javier Monforte - guitarra Antonio García Oteyza - bajo Juan Bona . batería y percusión |
Tercera formación:
Carlos Cárcamo - flauta, violín y teclados Javier Monforte - guitarra Chicho Hipólito - bajo Miguel Bullido - batería |
Cuarta formación:
Carlos Cárcamo - flauta y teclados Carlos Basso - guitarra Julio Blasco - bajo Joaquín Blanco - gaita e instrumentos populares Antonio Rodríguez - batería |
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Granada es uno de esos grupos que no hace rock andaluz pero tiene afinidad con él. Su mezcla de músicas tradicionales y rock sinfónico hace enriquecer su sonido con un sin fin de matices interesantes.
Aunque el nombre pueda llevar a confusión, este grupo no tiene ninguna relación con la capital de la Alhambra, ya que se bautizó así por la fruta de la granada, la cual aparece en algunas de sus portadas.
Su residencia fue siempre Madrid, donde llegó el multi-instrumentista cantabro Carlos Cárcamo (Santander 1952)
Tras pasar por un grupo underground madrileño de nombre Skorpis, Cárcamo inició el proyecto de Granada, con mucha cercanía a Andalucía, de hecho colaboró con Lole y Manuel, e incluso contó con la participación de Manolo Sanlúcar en el primer disco de la banda.
Las primeras composiciones de Granada (que componían en la calle Castelló, en casa de Juan Bona, donde ensayaban) llegan al productor Gonzalo García-Pelayo quien, sin dudarlo, los ficha por su sello Gong y dispone todo para que graben un primer trabajo en los estudios Kyrios con Pepe Loeches.
De unas asombrosas sesiones nace “Hablo de una tierra” (1975), un disco que alumbra el panorama musical con composiciones que van desde un rock progresivo cercano a Jethro Tull hasta sonidos acústicos y multitud de melotrones que dan una personalidad propia a la banda.
Para ese primer trabajo, además de la colaboración de Manolo Sanlúcar, cuentan con la aportación de los catalanes Tílburi en el tema “Nada es real”.
Su aparición en directo en el Festival de la Cochambre de Burgos les catapultó al éxito casi de forma inmediata, siendo reconocidos como una de las formaciones más innovadoras del momento.
Siempre con Cárcamo como hilo conductor, se suceden las creaciones y actuaciones en directo con un cambio en el grupo en 1976: el guitarrista Vortreflich les deja y es sustituido por el madrileño Javier Monforte.
Para el segundo trabajo, “España, año 75” (1976), se pasa a los estudios Sonoland, para lo que incorporan más teclados, profundizándose en sonidos progresivos y pasando a cortes totalmente instrumentales. Además, en este segundo álbum se cuenta con la participación de Jorge Pardo. Este disco supone su consolidación y les provoca infinidad de presentaciones en vivo por todo el país, llegando incluso a actuar en el Festival catalán Canet Roc, y haciéndolo con una nueva formación, ya que nada más terminar la grabación dejan el grupo Antonio y Juan.
A partir de ese momento cambian de cuarto de ensayo. Se van al sótano de una pescadería ubicada en la madrileña calle Escalinata, aunque nada más terminar el verano del 76 se vuelve a transformar el grupo de nuevo con la llegada de Carlos García Vaso (que en los créditos aparece como Carlos Basso), Julio Blasco y el legendario batería de Smash, Antonio Rodríguez.
Banda nueva y disco nuevo para 1978 con la continuidad del sello Gong. En esta ocasión con más aportaciones folklóricas que rememoran las tierras del norte de Carlos. “Valle del Pas” (1978) es el tercer y último trabajo de una trilogía (psicodélica, conceptual y folk, todo con toque progresivo).
La diferencia en el tercer LP la marca sobre todo el sonido de gaita de Joaquín Blanco, que llena el disco de matices nórdico y celtas.
De nuevo se suceden los conciertos, pero siendo los últimos el verano del 78, dado que Carlos García Vaso decide formar un dúo con sonido más tecno llamado Azul y Negro. Las últimas apariciones de Granada en vivo fueron con Asfalto y Salvador Domínguez, con quienes realizaron una gira por varios lugares del país.
A partir de ese momento Granada se disuelve y pasa a la historia como uno de los grupos progresivos más importantes de la escena española. Carlos pasa por momentos en los que se ve desbordado por determinadas adicciones y decide apartarse de la música. Atrás quedaron tres grandes discos de colección altamente recomendables.
Aunque el nombre pueda llevar a confusión, este grupo no tiene ninguna relación con la capital de la Alhambra, ya que se bautizó así por la fruta de la granada, la cual aparece en algunas de sus portadas.
Su residencia fue siempre Madrid, donde llegó el multi-instrumentista cantabro Carlos Cárcamo (Santander 1952)
Tras pasar por un grupo underground madrileño de nombre Skorpis, Cárcamo inició el proyecto de Granada, con mucha cercanía a Andalucía, de hecho colaboró con Lole y Manuel, e incluso contó con la participación de Manolo Sanlúcar en el primer disco de la banda.
Las primeras composiciones de Granada (que componían en la calle Castelló, en casa de Juan Bona, donde ensayaban) llegan al productor Gonzalo García-Pelayo quien, sin dudarlo, los ficha por su sello Gong y dispone todo para que graben un primer trabajo en los estudios Kyrios con Pepe Loeches.
De unas asombrosas sesiones nace “Hablo de una tierra” (1975), un disco que alumbra el panorama musical con composiciones que van desde un rock progresivo cercano a Jethro Tull hasta sonidos acústicos y multitud de melotrones que dan una personalidad propia a la banda.
Para ese primer trabajo, además de la colaboración de Manolo Sanlúcar, cuentan con la aportación de los catalanes Tílburi en el tema “Nada es real”.
Su aparición en directo en el Festival de la Cochambre de Burgos les catapultó al éxito casi de forma inmediata, siendo reconocidos como una de las formaciones más innovadoras del momento.
Siempre con Cárcamo como hilo conductor, se suceden las creaciones y actuaciones en directo con un cambio en el grupo en 1976: el guitarrista Vortreflich les deja y es sustituido por el madrileño Javier Monforte.
Para el segundo trabajo, “España, año 75” (1976), se pasa a los estudios Sonoland, para lo que incorporan más teclados, profundizándose en sonidos progresivos y pasando a cortes totalmente instrumentales. Además, en este segundo álbum se cuenta con la participación de Jorge Pardo. Este disco supone su consolidación y les provoca infinidad de presentaciones en vivo por todo el país, llegando incluso a actuar en el Festival catalán Canet Roc, y haciéndolo con una nueva formación, ya que nada más terminar la grabación dejan el grupo Antonio y Juan.
A partir de ese momento cambian de cuarto de ensayo. Se van al sótano de una pescadería ubicada en la madrileña calle Escalinata, aunque nada más terminar el verano del 76 se vuelve a transformar el grupo de nuevo con la llegada de Carlos García Vaso (que en los créditos aparece como Carlos Basso), Julio Blasco y el legendario batería de Smash, Antonio Rodríguez.
Banda nueva y disco nuevo para 1978 con la continuidad del sello Gong. En esta ocasión con más aportaciones folklóricas que rememoran las tierras del norte de Carlos. “Valle del Pas” (1978) es el tercer y último trabajo de una trilogía (psicodélica, conceptual y folk, todo con toque progresivo).
La diferencia en el tercer LP la marca sobre todo el sonido de gaita de Joaquín Blanco, que llena el disco de matices nórdico y celtas.
De nuevo se suceden los conciertos, pero siendo los últimos el verano del 78, dado que Carlos García Vaso decide formar un dúo con sonido más tecno llamado Azul y Negro. Las últimas apariciones de Granada en vivo fueron con Asfalto y Salvador Domínguez, con quienes realizaron una gira por varios lugares del país.
A partir de ese momento Granada se disuelve y pasa a la historia como uno de los grupos progresivos más importantes de la escena española. Carlos pasa por momentos en los que se ve desbordado por determinadas adicciones y decide apartarse de la música. Atrás quedaron tres grandes discos de colección altamente recomendables.
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