Ricardo Moreno - guitarra eléctrica, guitarra acústica y programaciones
Oscar Morgado - bajo Diego Palacios - piano Andy C - batería y percusión Chema Vílchez -guitarra flamenca Josué Santos - saxo Mara Rey - quejíos y jaleos Luis de la Tota - palmas y jaleos Ali - palmas y jaleos |
Vodevil Vargas es un proyecto musical de varios años de trabajo del músico madrileño Ricardo Moreno, quien tras pasar por bandas de rock duro en Madrid (Knell Odyssey, Breakthoveen, Avulsed…) crea una obra conceptual abierta a todos los estilos e instrumentos.
Como si de una novela se tratara Ricardo inventa personajes y lugares entre los que aparece un local llamado el Vodevil, regentado por un tal Roque Vargas. Con ese juego de palabras surge Vodevil Vargas.
No existe un claro estilo musical, ya que su obra está llena de eclecticismo, donde se fusionan guitarras rockeras con palmas y arreglos orquestales, pero quizás ahí irradia el encanto de este proyecto. Aparecen pianos clásicos, saxos jazzísticos, ritmos metaleros, voces narradoras… Es una caja de sorpresas en la que hay un denominador común: la calidad. Por otra parte, este pasional músico desde pequeño ha escuchado mucho rock andaluz, lo que hace que su trabajo lleve ciertas dosis de este movimiento musical.
Desde que comenzara la idea de Vodevil Vargas, allá por 2008, hasta ahora todo se ha madurado y trabajado mucho, lo que hace que su trabajo discográfico esté rico en composiciones, arreglos y armonías.
Primero fue compuesto y difundido el tema “Santa Cruz”, como avanzadilla y después fueron llegando el resto de las composiciones hasta completar el Mini CD “Betis, 41” (2013 – Auto-producido), un proyecto que inicialmente se marcó como doble disco, pero que por falta de recursos quedó en uno. ¿Cuándo llegará el momento en el que los productores de nuestro país no miren sólo hacia lo comercial obviando trabajos de este tipo?
Compleja y pausada ha sido la gestación del disco, sin ningún tipo de financiación exterior. Más grande sería el reto de llevar al directo un espectáculo de estas características (música, baile, narración). Aún recordamos la escenificación de “Wallada, el sueño de un poeta cordobés”, que supuso un gran esfuerzo económico y no se volvió a repetir. Pero los discos están para escucharlos y disfrutarlos, y Ricardo ya puede estar satisfecho con tan excelente resultado.
“Betis, 41” es un álbum totalmente instrumental con unas orquestaciones impresionantes que nos recuerdan, en algunos momentos, a obras como “Jesucristo Superstar” o los trabajos más destacados de Rick Wakeman. Si a eso se suma la guitarra flamenca, las palmas, los quejíos, el jaleo… pues ya tenemos un trabajo conceptual con sabor a Andalucía. Y no es que estemos hablando de un trabajo de rock andaluz, pero tiene sus ingredientes, fusionados con un magistral sinfonismo.
¿Por qué el título de Betis, 41? Pues, a pesar de que Ricardo es natural de Madrid, su familia por parte de padre es sevillana y por parte de madre cordobesa. Ese número de la trianera calle Betis es el lugar donde vivían sus abuelos. Sangre andaluza por tanto por sus cuatro costados.
Ricardo ha conseguido tomar lo mejor de toda su experiencia musical y plasmarlo con gran sacrificio y empeño. Los que amamos la música en todas sus dimensiones sabemos apreciar cuando las cosas están bien hechas y llenas de sentimiento y corazón.
Y el cuidado de su obra le lleva hasta ofrecer una bella presentación en digipack con dos libretos y unos esmerados diseños. Todo preparado minuciosamente.
De músico metalero ha llegado a la plenitud de un compositor y cerebro musical que merece toda nuestra admiración y un puesto más que destacado en el panorama no sólo nacional, sino incluso internacional.
100% recomendado para almas sensibles y oídos que buscan algo distinto y pasiomañ
Como si de una novela se tratara Ricardo inventa personajes y lugares entre los que aparece un local llamado el Vodevil, regentado por un tal Roque Vargas. Con ese juego de palabras surge Vodevil Vargas.
No existe un claro estilo musical, ya que su obra está llena de eclecticismo, donde se fusionan guitarras rockeras con palmas y arreglos orquestales, pero quizás ahí irradia el encanto de este proyecto. Aparecen pianos clásicos, saxos jazzísticos, ritmos metaleros, voces narradoras… Es una caja de sorpresas en la que hay un denominador común: la calidad. Por otra parte, este pasional músico desde pequeño ha escuchado mucho rock andaluz, lo que hace que su trabajo lleve ciertas dosis de este movimiento musical.
Desde que comenzara la idea de Vodevil Vargas, allá por 2008, hasta ahora todo se ha madurado y trabajado mucho, lo que hace que su trabajo discográfico esté rico en composiciones, arreglos y armonías.
Primero fue compuesto y difundido el tema “Santa Cruz”, como avanzadilla y después fueron llegando el resto de las composiciones hasta completar el Mini CD “Betis, 41” (2013 – Auto-producido), un proyecto que inicialmente se marcó como doble disco, pero que por falta de recursos quedó en uno. ¿Cuándo llegará el momento en el que los productores de nuestro país no miren sólo hacia lo comercial obviando trabajos de este tipo?
Compleja y pausada ha sido la gestación del disco, sin ningún tipo de financiación exterior. Más grande sería el reto de llevar al directo un espectáculo de estas características (música, baile, narración). Aún recordamos la escenificación de “Wallada, el sueño de un poeta cordobés”, que supuso un gran esfuerzo económico y no se volvió a repetir. Pero los discos están para escucharlos y disfrutarlos, y Ricardo ya puede estar satisfecho con tan excelente resultado.
“Betis, 41” es un álbum totalmente instrumental con unas orquestaciones impresionantes que nos recuerdan, en algunos momentos, a obras como “Jesucristo Superstar” o los trabajos más destacados de Rick Wakeman. Si a eso se suma la guitarra flamenca, las palmas, los quejíos, el jaleo… pues ya tenemos un trabajo conceptual con sabor a Andalucía. Y no es que estemos hablando de un trabajo de rock andaluz, pero tiene sus ingredientes, fusionados con un magistral sinfonismo.
¿Por qué el título de Betis, 41? Pues, a pesar de que Ricardo es natural de Madrid, su familia por parte de padre es sevillana y por parte de madre cordobesa. Ese número de la trianera calle Betis es el lugar donde vivían sus abuelos. Sangre andaluza por tanto por sus cuatro costados.
Ricardo ha conseguido tomar lo mejor de toda su experiencia musical y plasmarlo con gran sacrificio y empeño. Los que amamos la música en todas sus dimensiones sabemos apreciar cuando las cosas están bien hechas y llenas de sentimiento y corazón.
Y el cuidado de su obra le lleva hasta ofrecer una bella presentación en digipack con dos libretos y unos esmerados diseños. Todo preparado minuciosamente.
De músico metalero ha llegado a la plenitud de un compositor y cerebro musical que merece toda nuestra admiración y un puesto más que destacado en el panorama no sólo nacional, sino incluso internacional.
100% recomendado para almas sensibles y oídos que buscan algo distinto y pasiomañ